domingo, 24 de mayo de 2009

Sin mucho fútbol pero hay campeón


La final del fútbol hondureño me dejó un mal sabor de boca, al Olimpia, un equipo con un gran palmarés y catalogado como el mejor equipo de Honduras, se le olvidó jugar bonito.


Y el España, otro denominado grande y el que más tuvo el balón en su poder, tampoco practicó un fútbol vistoso, todo era toque y toque, pero sin proyección.

Tengo claro que al final lo que cuenta es el resultado y no la forma en la que se obtiene, sea como sea Olimpia logró su copa 22 y seguramente eso tiene felices a sus seguidores.

Sin embargo, algo que pude ver, fue el pobre festejo de la afición merengue, una afición que, como algunas otras, ha sido protagonista por actos de violencia en los estadios, como supuesta muestra de su incondicional amor por la camisa blanca y que también en muchas oportunidades se han autodenominado la "afición más grande del país", no festejó a lo grande este nuevo título.

Ricardo Zelaya pitó el final del partido y la locura en las gradas era evidente, pero al salir del estadio la historia cambió radicálmente, una pequeña caravana y listo, se acabó el festejo.

Las calles por las que antes se respiraba un ambiente de fiesta, se convirtieron en vías solitarias cerca de las 9:30 p.m.

Las razones por las que la celebración no se extendió hasta altas horas de la noche pueden ser muchas, pero lo cierto es que hace cinco meses cuando Marathón se coronó campeón, el panorama fue diferente.

Olimpia no fue contundente, el aprovechamiento del error en el rival fue su carta de presentación, pero no la superioridad de la que antes presumían y eso la afición lo sintió y en las calles lo reflejó.

Por el bien del fútbol espero que para el próximo torneo la competitividad entre los clubes sea mayor y que vuelva el verdadero espectáculo futbolístico, ese que antes, llenaba los estadios.